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Análisis – Succession of Changing Kings REVIEW

Análisis – Succession of Changing Kings

Elige tu propia aventura y llega a ser rey

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En el febrero de 2025, llegó a Steam Succession of Changing Kings, un proyecto indie desarrollado por KwaKwaGames, que con apoyo de herramientas de IA, nos ha ofrecido un videojuego que mezcla dos elementos que nunca hubiéramos pensado, y que desde SomosGaming hemos podido probar gracias a GamePress quienes nos han cedido una clave de testeo. Y es que este título, que combina la narrativa de una «novela visual interactiva» con la estrategia de un simulador de reinos, tiene detalles del grandísimo *Yes, Your Grace* o Reigns bajo una premisa simple — sobrevivir 444 días hasta la coronación — pero que a su vez esconde una profundidad sorprendente,

Nos plantaremos en un reino que se hunde en la desgracia, perdiendo la prosperidad, donde las tradiciones y las intrigas políticas están a la orden del día. De hecho, hay muchas maneras de morir, llevados por una mala decisión o una estrategia mal planeada a lo largo del tiempo.

 

Pantalla de inicio

Al iniciar, el juego nos recibe con una melodía medieval tenue y un menú minimalista: ilustraciones estilo códice antiguo y opciones claras («Nueva partida», «Cargar», «Ajustes»). No hay cinemáticas épicas, pero la estética transmite inmediatez: esto es un relato de supervivencia, no de glorias. El género se define como *roguelike narrativo* con gestión de recursos, donde cada elección puede ser tu última.

Como hemos dicho, el género es un roguelike, pero tiene un elemento importantísimo de “elige tu propia aventura”, que se mezcla con estrategia ligera por turnos, con el diseño de un reino y su gestión. Es uno de los elementos que más me ha llamado la atención del juego, por la mezcla de generos. Además, el arte detallado del mapa del reino y los rostros de los cuatro líderes facciones (plebeyos, ejército, aristocracia e iglesia) sugieren un mundo complejo listo para ser explorado, todo un lore profundo y una narrativa detallada, que se inclina más hacia la intriga política que a la supervivencia pura.

 

 

¡Empezando a jugar!

No hay creación de personaje: eres el heredero al trono, y tu única tarea es sobrevivir hasta poder ser coronado, algo que no lograron tus antecesores.

El viaje empieza en un salón del trono iluminado por velas, guiado por Adrián Holloway, un mayordomo leal con una voz cargada de solemnidad. El tutorial se desarrolla de forma orgánica: Adrián explica el mapa del reino, los recursos (oro, piedra, madera) y la mecánica crítica de la «iniciativa real», un sistema de puntos de acción limitados. Los jugadores enfrentan decisiones inmediatas: reparar murallas, contratar un médico o calmar a campesinos inquietos. La ausencia de guía excesiva sorprende; incluso la primera elección (priorizar defensa, salud o moral pública) tiene consecuencias. No hay creación de personaje, pero tu legado se moldea mediante decisiones, tejiendo una narrativa personal desde el inicio.

Si fallas, mueres. Así de crudo. Los primeros 10 turnos son una montaña rusa: alianzas rotas, enfermedades y traiciones enseñan que cada decisión — desde alimentar al pueblo hasta ignorar a la Iglesia — tiene consecuencias imprevisibles. La curva de aprendizaje es brutal, pero justa. Los primeros pasos son críticos: crear alianzas iniciales determina la supervivencia temprana. Por ejemplo, en el evento *Asunto del Puerto*, elegir entre apaciguar a los aristócratas o al ejército establece tono para las relaciones futuras. La creación del personaje es indirecta; tu «legado» se define por decisiones, no por estadísticas.

 

 

Disfrutando de la partida

El núcleo de Changing Kings reside en su sistema de iniciativa, recurso que se repone por turno y se gasta en acciones críticas (construir, negociar, sobrevivir). Gestionarla exige planificación: ¿inviertes en un informante para revelar relaciones con facciones (nobleza, clero, campesinos, ejército) o guardas para emergencias? Las facciones son clave: su descontento puede desencadenar revueltas, y su favor se gana con decisiones morales ambiguas (¿salvar a un niño enfermo o sacrificarlo por recursos?).

The Succession of Changing Kings tiene mucho peso en su narrativa ramificada y la gestión de recursos limitados. Cada turno (día) presenta 2-3 eventos que exigen elecciones éticas y estratégicas: ¿Ejecutar a un noble corrupto o ganar el favor de la iglesia? ¿Invertir en un herrero para mejorar la defensa o en una taberna para aumentar la iniciativa? La historia se teje mediante crónicas de reyes pasados, cuyos fracasos (ahorcados, envenenados) advierten sobre tu destino. Los eventos que pueden ocurrir se dividen en históricos (secuencias fijas por acto) o aleatorios (misiones generadas proceduralmente (epidemias, intrigas cortesanas), que varían en cada partida)

Las mecánicas profundizan con edificios que otorgan bonificaciones pasivas (ej.: una posada genera +1 iniciativa/día) y personajes recurrentes como el General Badarian o la Condesa Vinell, cuyas lealtades varían según tus acciones. Las construcciones (hospitales, cuarteles) y ayudantes (médicos, espías) añaden capas estratégicas, aunque algunos penalizan la iniciativa.

Hay que jugar muy bien con el equilibrio entre cuatro facciones: Aristocracia, Ejército, Iglesia y Plebeyos. Cada grupo exige demandas conflictivas (ej: nobles piden recortes de impuestos, campesinos exigen empleos). La estructura por turnos divide la jugabilidad en «días», donde se asignan recursos, construyen edificios (ej: herboristerías, cuarteles) y se navega por eventos aleatorios como festivales o intentos de asesinato.

 

 

¡Sólo un rato más!

Aunque carece de multijugador, su rejugabilidad es notable: las muertes tempranas son frecuentes, pero cada partida desbloquea pistas para progresar más (p. ej., descubrir que cierta facción odia las festividades). Además cada partida genera eventos en orden aleatorio, y las más de 80 muertes posibles incentivan experimentar. Una campaña completa dura unas 5 horas, pero lograr los «finales ideales» (sobrevivir 444 días y coronarse) requiere múltiples intentos. La variabilidad de resultados — desde ser linchado por plebeyos hasta morir en una mazmorra olvidada — asegura que ninguna partida sea igual.

Y es que con cuatro actos (25 turnos cada uno) y 5 o 6 horas de contenido por partida, las elecciones alteran drásticamente los resultados. ¿Serás el «Rey del Pueblo» que cena con campesinos, o un tirano que acumula oro? Sin embargo, el límite fijo de 100 turnos podría desanimar a quienes busquen un sandbox infinito.

 

OPINIÓN

Succession of Changing Kings es una joya indie con alma de hierro: su narrativa rica y mecánicas estratégicas compensan su crudeza. Sin embargo, no es para todos: la dificultad despiadada y la dependencia del texto pueden alienar a jugadores casuales.

De hecho, es para quienes disfrutan narrativas complejas y desafíos estratégicos. Su mayor fortaleza es la escritura: cada evento es una mini-historia con consecuencias tangibles. Sin embargo, la densidad textual puede abrumar, y la opacidad en los valores de afinidad de las facciones frustra la planificación. Aun así, su diseño artístico (mapas ilustrados, sprites detallados) y la banda sonora atmosférica compensan estos defectos.

Mezcla fascinante de estrategia y narrativa, es una joya para fans de la estrategia que busquen profundidad narrativa.

 

GRÁFICOS: La verdad es que los mapas son detallados, las imágenes que acompañan a los eventos bien logradas, pero no destaca por sus gráficos.

HISTORIA: La narrativa, escrita con esmero, brilla con diálogos cargados de dilemas éticos y finales múltiples. Su punto fuerte.

SONIDO: Meramente de acompañamiento, con elementos medievales.

JUGABILIDAD: Sencilla de aprender, pero compleja de dominar, es una jugabilidad sencilla, aunque no demasiado profunda.

ENTRETENIMIENTO: Hay miles de posibilidades y de complicaciones, y aunque hay mucho texto, se siente bastante interesante.

 

 

Desde Somos Gaming queremos dar las gracias a GamePress por facilitarnos clave del juego

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Pablo
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