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El Indie y los Videojuegos. Volumen 1

El Indie y los Videojuegos. Volumen 1

El arte no es morirte de frío, es morirte de hambre

 

 

Los videojuegos y el concepto indie

Como ha venido sucediendo con todas las artes a lo largo de la historia, los videojuegos y lo que denominamos hoy como indie han ido de la mano desde los orígenes de estos.

Eso fue así desde el considerado primer videojuego, “Tennis for two”, del cual hemos hablado en varias ocasiones en nuestra sección retro, y que el destacado científico William Higinbotham, más conocido a su pesar por otros asuntos, desarrollo en 1958 para una feria universitaria mediante una computadora analógica, unos rudimentarios mandos y un osciloscopio.

Aún basándose en una tecnología ya desarrollada, William, con su seminal concepto, concibió, usando lo que tenía a mano, algo que nunca antes se había hecho (salvo quizá por algunos primigenios programas para jugar al tres en raya o al ajedrez, aunque sobre esto existe una interminable controversia en la que no nos enredaremos por ahora), y tras 2 años y unas mejoras en las opciones y la jugabilidad que solo podían salir de una mente privilegiada como la suya, el ingenio se desmonto para usar las costosas piezas en otros proyectos.

Fue un éxito rotundo en las dos ferias universitarias anuales en los que se exhibió, pero aquello no tenía ninguna intención ni posibilidad comercial, tanto por los costes gigantescos del material como por el tamaño del cacharro en sí. El propio William no le dio más importancia, lo considero solo una curiosidad, un entretenimiento tanto para él como para los pocos afortunados que lo jugaron, los primeros gamers de la historia.

¿Se os ocurre algo más indie que esto?

 

 

Antes de nada, ¿Qué significa indie?

El término “indie” viene de “independiente” y, por lo general, cuando hablamos de algo indie nos referimos a creaciones artísticas realizadas por una persona o un grupo reducido, sin la intervención ni el apoyo de una gran empresa o corporación, con lo que esto supone; un presupuesto limitado y total libertad creativa. En principio, lo indie no busca el éxito económico, aunque claro está que tampoco lo desprecia, como es normal.

Esto se aplica a cualquier arte, incluidos los videojuegos.

Las dos vertientes principales del arte son, resumiendo al mínimo, la económica y la puramente expresiva y admirativa. De esta última, que es la que más nos interesa respecto al tema en cuestión, decir que es cuando alguien expresa algo con un fin que va más allá de lo puramente comunicativo o pecuniario y otra persona eventualmente lo contempla para deleite de sus sentidos, su mente y su alma, si es que acaso esta última existe.

El arte es una de las características fundamentales de la humanidad desde sus orígenes, una forma de comunicación suprarracional que podemos observar en las pinturas rupestres, los geoglifos, las flautas de hueso, las estatuillas o la tradición oral en forma de relatos que se trasmiten generación tras generación desde la noche de los tiempos.

Aquellos atávicos seres humanos fueron los primeros indies.

 

 

Lo indie en el mundo moderno

Daremos ahora un salto de eones hacia adelante hasta la edad contemporánea, es decir, a los últimos dos siglos y pico, pues no es el objetivo de estos volúmenes repasar la historia del arte, para encontramos con un mundo mucho más complejo, donde este, en sus muchas formas, mueve unas cantidades ingentes de dinero cada día. Y el dinero es poder, y el poder, como dijera Ragnar en “Vikingos” a su hijo y heredero Bjor «siempre es peligroso, atrae a los peores y corrompe a los mejores»

Esto conllevará unas consecuencias que iremos desarrollando en futuros volúmenes.

Lo más parecido a los videojuegos, en cuanto a su complejidad es el cine, el cual usaremos como espejo para ejemplificar con mayor claridad ciertos asuntos, al ser este también un arte contemporáneo, tecnológico y compuesto, y que, como los videojuegos, partió de múltiples iniciativas particulares, técnicas y conceptuales, la mayoría de ellas inermes en lo económico, hasta convergir en algo concreto a lo que sacar beneficio.

La inmensidad de los artistas que son o han sido, de no disponer de otra fuente de sustento, viven y mueren en la inopia, cuando no frisando la indigencia o directamente sumergidos en ella. Véanse nombres tan notorios como Cervantes, Poe o Van Gogh, entre tantos y tantos otros. ¡Y estos son los destacados!

De la mayoría nunca se supo ni se sabrá nada.

 

 

Entonces, ¿Por qué querría alguien ser artista?

El error está ya en el planteamiento mismo de la cuestión; el artista lo es o no lo es, no puedes convertirte en artista o dejar de serlo. Por eso tantos escriben poemas o relatos que no leerá nadie, o pintan cuadros que algún familiar colgará por compromiso y con desgana en su salón, o diseñan videojuegos a los que seguramente solo lleguen a jugar ellos o algún amigo. Por eso existen los clubs de pintura, escritura o los karaokes. Por eso dibujamos monigotes en cualquier sitio y existe Pinterest.

Que alguien llegue a disfrutar de tu arte más allá de ti es algo eventual, y que puedas vivir de ello es un hecho excepcional.

Y aun así, no podemos dejar de hacerlo, pues es lo que somos.

 

Pero… ¿Los videojuegos son un arte?

La respuesta corta es sí. La larga es; sí, por supuesto.

Y sí quieres una aún más larga, también la tengo. Vamos con ella.

Habrá quien diga que los videojuegos no son un arte, pero es que hay mucha gente que dice muchas cosas todo el tiempo. Algunos no reconocerían el arte ni aunque este se hiciera carne y lo cogiera por las solapas, zarandeándolo y gritándole a la cara: ¡¡¡SOY EL ARTE!!!

Eso mismo se dijo en su día sobre la fotografía, el comic, o el cine, por ejemplo

. Este último es, como comenté antes por ahí arriba, lo más parecido a los videojuegos que existe, con una diferencia fundamental; en el cine eres alguien que mira por un espejo unidireccional, como el de una sala de interrogatorios; ves sin que te vean, sin interactuar, escudriñando en silencio la escena. Estos espejos, por cierto, no son cosa de Hollywood, os lo puedo asegurar.

 

 

En los videojuegos atraviesas ese espejo cual Alicia y te metes en un inabarcable mundo de mudos con sus propias reglas internas, en el que puedes ser desde una bola amarilla que recorre pasillos laberinticos mientras juega al pilla-pilla con unos fantasmas, un fontanero saltarín o un erizo supersónico, hasta un héroe de leyenda, un piloto de Formula 1 o un bueno, hoy día puedes ser prácticamente cualquier cosa. Disponemos de folios en blanco donde ni tan siquiera el cielo es el límite. Lo es tu imaginación.

No hago hincapié en esto por comparar sin más una cosa con la otra, no tendría sentido, sí no que lo hago por situar el marco en el que voy a usar el cine como reflejo de los videojuegos en ciertas exposiciones y por mayor precisión, pues estos dos universos tienen mucho más en común entre sí que con cualquier otra forma artística, ya que engloban lo visual, lo sonoro, las narrativas Son, como ya comenté, artes modernos, tecnológicos y compuestos, y por tanto muy complejos.

Así que, sí, los videojuegos son arte.

 

Vamos terminando por hoy

Y una vez establecidas estas bases, voy a deponer las armas por el momento, que ya está bien la turra. Solo dejaros, a modo de reflexión final, lo que un afamado poeta, musico y productor independiente, ósea indie, paisano mío, dijo en su día en un podcast que yo seguía con cierta devoción. Fue algo así como “El que pinta cuadros hoy es un parguela, el arte de verdad está ahora en los videojuegos

 

 

Habrá quien se quede indignado con la primera parte de esta afirmación, atusándose el bigote y mirando en su reloj de cadena sí es ya la hora del té. Yo me quedo con el fondo y digo; ¡Ole! Y hasta la próxima.

¡Que tengáis buenas partidas!

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2 comentarios

  1. Me encanta. La definición del término “indi” está muy bien redactada. Y la frase de Ragnar a Björk es todo un ejemplo de lo que está pasando con muchas compañías e industrias de los videojuegos. Un gran saludo.

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