Análisis – El Dorado. The Golden City Builder
No es oro, es simple dorado
Queda pendiente para Somos Gaming alguno de mis juegos favoritos de todos los tiempos, Caesar, Zeus, Pharaoh… constructores todos ellos de ciudades en ambientes históricos. Pero aquí lo que tenemos es un ambiente diferente, pero siempre siguiendo un poco la estela de aquellos predecesores, como el Sim City 3000, pero ofreciendo experiencias cada vez más innovadoras y complejas.
Sin embargo, no todos los juegos logran estar a la altura de las expectativas y la competencia en este tipo de juegos es bastante potente, ya bien sea por la innovación temática United Penguin Kingdom o técnica (como el que vemos hoy). Hoy, os quiero mostrar El Dorado: The Golden City Builder, un juego con una premisa interesante pero con una ejecución que deja mucho que desear. El Dorado es el gran mito de los exploradores españoles del XVI y XVII en el territorio de las Indias Occidentales o América, y se refiere a la mítica ciudad hecha de oro con la que todos ellos soñaban, semejante al mito de la fuente de la juventud (Ponce de León).
El Dorado es un cautivador juego de construcción de ciudades entrelazado con los encantadores temas de la cultura maya. Disponible para jugar completo y con una versión demo en Steam, invita a los jugadores a un mundo lleno de desafíos y oportunidades. Este juego, disponible en Steam desde el 17 de junio de 2024, ofrece una experiencia única y refrescante para los amantes de los constructores de ciudades. A diferencia de muchos títulos del género que se centran en civilizaciones europeas, este juego te lleva a la selva de la Península de Yucatán, poniéndote al mando de una antigua ciudad Maya. Desarrollado por Hobo Bunch lo hemos podido probar gracias a una clave de GamePress
Pantalla de inicio
Como concepto podemos decir que en El Dorado: The Golden City Builder, asumes el papel de un gobernante maya que debe expandir su región y zona sacrificial a través de la península de Yucatán, construyendo templos para apaciguar a los dioses según el calendario maya. Cada mes maya es gobernado por un dios diferente, y tu tarea principal es construir templos específicos para estos dioses antes de que comience su reinado. Si fallas, enfrentarás desastres naturales como rayos, tornados e inundaciones.
El Dorado: The Golden City Builder es por tanto un juego de construcción de ciudades ambientado en la mítica ciudad de El Dorado. El juego tiene unos requisitos bastante altos, aunque gráficamente si que es cierto que todo está muy cuidado y se ve realmente bien, desde la primera pantalla de carga. Además, el juego está plenamente en español, y nos ofrece tanto unos ajustes como dos grandes modos de juego.
¡Empezando a jugar!
Tal como hemos indicado, El Dorado como juego ofrece dos modos principales: Modo libre (Sandbox) y modo Campaña. Ambos modos ofrecen una experiencia diferente, adaptándose a los gustos y preferencias de los jugadores, aunque como veremos después el modo campaña es una suerte de Sandbox dirigido.
En este modo libre, tienes la libertad de construir y gestionar tu ciudad sin restricciones de misiones específicas. Es ideal para los jugadores que disfrutan experimentando con diferentes estrategias de construcción y gestión sin la presión de objetivos predeterminados.
El modo campaña a su vez te guía a través de una serie de misiones y objetivos que debes cumplir para avanzar. Este modo es perfecto para aquellos que prefieren una estructura y desafíos progresivos.
El juego, al comenzar, te da unas pequeñas pautas de juego, pero en general es sencillo entenderlo. Desde el momento en que inicias el juego, la atención al detalle en los gráficos y el diseño son evidentes. Los paisajes, edificios y personajes están bien diseñados, ofreciendo una experiencia visualmente atractiva.
Disfrutando de la partida
El ciclo central de cualquier partida de El Dorado o juegos afines se basa en construir templos y otros edificios para obtener los recursos necesarios para el funcionamiento de la ciudad y la felicidad de los ciudadanos, y en este caso particular, en desbloquear las constelaciones de cada dios. Este proceso se repite hasta que hayas construido todos los templos y desbloqueado todas las constelaciones. Sin embargo, este sistema de repetición constante puede volverse monótono rápidamente.
En El Dorado, los jugadores se enfrentan a la complicada tarea de gestionar recursos y combatir el hambre en su ciudad en crecimiento. El delicado equilibrio de la asignación de recursos forma un aspecto crítico del juego, ofreciendo un retrato realista de los desafíos enfrentados por las antiguas civilizaciones.
Las opciones del juego, como constructor de ciudades, son las básicas, en primer lugar, los edificios. Desde casas de plebeyos hasta palacios y observatorios, el juego te permite construir una variedad de estructuras que son esenciales para el crecimiento de tu ciudad. Luego está el tema de la gestión de los recursos. El manejo de recursos como agua, alimentos y materiales de construcción es crucial. Debes asegurarte de tener suficientes recursos para mantener a tus ciudadanos felices y saludables. No hay sin embargo una cadena profunda de distribución de recursos, como podíamos quizás ver en Synergy. Por último, el tema de las infraestructuras es importante, ya que conectar tus edificios mediante caminos es esencial para el transporte eficiente de recursos y personas.
La construcción de la ciudad se basa en una idea de funcionamiento bien definida por el estándar del género. Las casas ordinarias de los pobres proporcionan trabajadores para tareas básicas como la agricultura y el suministro de agua, mientras que las casas de lujo albergan a la clase sacerdotal necesaria para los templos. Estos templos no solo permiten sacrificios de frutas y verduras, sino que también son esenciales para mantener contentas a las deidades.
El agua proviene de cenotes en lugar de pozos o ríos, lo que añade un elemento geográfico interesante a la administración de la ciudad. Los campos agrícolas deben ser despejados mediante fuego, creando parches de ceniza que enriquecen el suelo para los cultivos. Esta mecánica refleja prácticas históricas y añade realismo al juego.
Aquí llegamos a uno de los aspectos más únicos y propios de El Dorado: The Golden City Builder, como es la interacción con los dioses. Los dioses pueden bendecir o maldecir tu ciudad, y sus caprichos pueden tener un impacto significativo en tu progreso.
Una de las características únicas del juego es la capacidad de invocar y gestionar dioses, quienes aportan tanto bendiciones como maldiciones sobre la ciudad. Desde desbloquear recursos hasta enfrentar desastres naturales, los dioses juegan un papel fundamental en moldear el destino de la ciudad y sus habitantes.
Un elemento que sin duda marca la diferencia en El Dorado es su elaborado sistema religioso. A diferencia de otros juegos de temática politeísta, donde los dioses interactúan con la ciudad en períodos amplios, aquí los enfrentaremos constantemente.
Los dioses de El Dorado exigen ser apaciguados con frecuencia. Para ello, deberás construir santuarios con áreas de influencia que cubran tu ciudad. Estos santuarios requieren recursos para funcionar, agregando una capa adicional a la gestión de tu civilización.
A diferencia de otros juegos donde los dioses aparecen de manera esporádica, en “El Dorado” las deidades tienen un papel constante y activo en la vida de la ciudad. Los jugadores deben construir santuarios que influyen en áreas específicas y requieren recursos continuos para mantener su favor.
A medida que la ciudad prospera, la necesidad de expandir el territorio y gestionar los recursos se vuelve cada vez más crucial. La colocación estratégica de puestos de comercio y almacenes surge como una táctica clave para la adquisición eficiente de recursos, amplificando la profundidad estratégica del juego. Así pues, un equilibrio eficiente de la producción y asignación de recursos y el tratamiento a los dioses es fundamental para el progreso de la ciudad. Establecer un suministro constante de recursos esenciales y navegar las demandas de los dioses, incluidos los sacrificios, forma un aspecto convincente del juego.
Hemos dejado para el final algunos de los problemas que notas del juego en cuánto tienes una serie de horas jugadas. Aunque El Dorado sobresale en el ámbito de la construcción de ciudades, carece de una narrativa convincente que acompañe el juego. La ausencia de una historia profunda disminuye la experiencia general, dejando a los jugadores anhelando una mayor implicación. El modo campaña de “El Dorado” promete una narrativa robusta de 10 partes, pero esto es engañoso. Después de una breve introducción basada en texto, la campaña se convierte en una lista de objetivos a cumplir mientras desbloqueas todos los edificios y recursos del juego. En esencia, la campaña es simplemente un modo sandbox estructurado.
Uno de los mayores problemas del juego es su interfaz de usuario, que hace que sea difícil lograr una cobertura completa con los templos necesarios. Además, el terreno irregular de Yucatán dificulta la expansión de tu economía, ya que encontrar lugares adecuados para construir puede ser frustrante.
El juego presenta una variedad de recursos que puedes recolectar y cultivar. A pesar de esto, El Dorado carece de la complejidad de la cadena de suministro que caracteriza a otros juegos del género. Una vez que tienes los edificios en funcionamiento, rara vez necesitas revisarlos o tomar decisiones rápidas, lo que reduce la emoción del juego.
Por último, los recursos de hardware. En general los juegos de simulación de construcción de ciudades son juegos que no requieren demasiados recursos y que están al alcance de cualquier ordenador medio, o incluso algunos ya desfasados pero de buena potencia en aquel momento. No así este juego, que tiene un punto excepcionalmente alto de exigencias.
OPINIÓN:
En resumen, El Dorado: The Golden City Builder tiene una idea interesante, pero su ejecución es regular, y a momentos deficiente (como en la historia). Entre una interfaz poco saludable y una economía simplificada el juego no logra destacar en el competitivo género de simuladores de construcción de ciudades.
Aunque no se queda atrás en el ámbito de la construcción de ciudades y la gestión de recursos, el juego queda corto en brindar una narrativa convincente. No obstante, su mezcla única de intervenciones divinas y desafíos de recursos proporciona una experiencia de juego esperanzadora.
Tengo que decir que se ve un juego bien diseñado que ofrece una mezcla perfecta de construcción, gestión y estrategia, pero que en todos ellos le falta un poco, un punto más. Con gráficos atractivos, este juego es una adición valiosa para cualquier fanático del género que guste de experimentar diferentes culturas.
GRÁFICOS: Son efectivos, detallados y están bien cuidados, para el tipo de estética que intentan evocar, pero no hasta el punto de sobre estilización y falta de respeto hacia las personas de la vida real que esta cultura representa. Dicho esto, es sorprendentemente exigente incluso para una configuración de nivel medio, por lo que si estás utilizando algo más económico, este juego podría no ser para ti.
HISTORIA: El juego tiene un modo historia, realmente, pero se siente más como un sistema de hitos para avanzar que no una historia hilada y contada, como veíamos en el Zeus, donde muchas veces el hilo conductor era un mito griego.
SONIDO: El sonido está a la altura de los gráficos, bien cuidados y que verdaderamente funcionan.
JUGABILIDAD: Las mecánicas de construcción de ciudades de El Dorado son básicas y carecen de herramientas detalladas de micromanagement. Sin embargo, son funcionales e se integran bien con el sistema único de Dioses y Presagios del juego.
ENTRETENIMIENTO: Lo repetitivo que se puede volver el juego hace que podamos tener pocas ganas de repetir una vez que pasamos las primeras partidas. Y es una pena, ya que, a diferencia de otros, el tema maya es un algo poco explorado y partía con cierta ventaja por ser el primero.
Desde Somos Gaming queremos dar las gracias a GamePress y Hobo Bunch, Gameparic por facilitarnos clave del juego
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