Análisis – Warlords Battle Simulator
Autobattle estratégico medieval con cartas
Al final le estoy pillando el punto a esto de jugar al género autobattle. En este tipo de juegos tenemos una batalla automática que se desarrolla según los parámetros que nosotros hemos gestionado previamente.
Esta idea llevada al concepto medieval y combinado con ciertos elementos de cartas como motor del propio juego, resultan en este curioso juego que hemos podido probar gracias a GamePress.
Warlords Battle Simulator es un juego desarrollado por un equipo independiente RedKar Dev y lanzado el 4 de noviembre, este título se presenta como un auto-battler táctico con elementos de estrategia. Inspirado por juegos como Age of Empires II o incluso mods personalizados de Warcraft III, este título busca atraer a los fanáticos de los combates estratégicos simulados, ofreciendo campañas, un modo roguelike y un modo sandbox para experimentar sin restricciones.
Pantalla de inicio
Como hemos dicho estamos ante un juego que es una combinación del auto battle con los juegos de cartas, ya que las mejoras se incorporarán a través de la elección de algunas cartas o bien de su compra, y tocando a su vez con el género roguelike, ya que vamos escogiendo el camino y nuestro mazo va mejorando a lo largo del tiempo, pudiendo conseguir tropas nuevas y efectos que les afecten a estas.
La primera impresión de Warlords Battle Simulator deja una sensación funcional pero básica. Los menús son directos y las opciones iniciales son claras, aunque no particularmente inspiradoras. Desde aquí, el jugador puede optar por la campaña, el modo sandbox, o explorar (en teoría) el modo roguelike. El diseño artístico de la interfaz es minimalista y no sobresale, pero cumple con su propósito.
El juego se clasifica dentro del género de auto-battlers estratégicos, con énfasis en la disposición de unidades antes de las batallas y la observación de los enfrentamientos automáticos. Esto lo posiciona como un título más técnico que narrativo, orientado hacia la mecánica de «prueba y error».
¡Empezando a jugar!
El inicio en la campaña introduce al jugador con un tutorial implícito al permitirle desplegar unidades básicas y observar sus interacciones en combate. Sin embargo, carece de una guía o contexto narrativo que conecte al jugador emocionalmente con la experiencia. Elegir entre caballeros, lanceros y arqueros en enfrentamientos pequeños puede ser entretenido al principio, pero la simplicidad del diseño inicial deja un vacío en cuanto a variedad y profundidad estratégica.
La falta de un tutorial dedicado o indicaciones claras puede hacer que los nuevos jugadores se sientan perdidos. Aunque los controles son funcionales, la interfaz para manejar las unidades en el campo podría beneficiarse de mayor claridad.
El comienzo de la partida incluye la elección de nuestro personaje, personaje que tiene unas características básicas de ataque defensa y de dinero máximo. Este dinero máximo nos ayudará a reclutar en cada batalla las tropas correspondientes para el combate.
Según el tipo de juego que queramos desarrollar tendremos que escoger un personaje u otro, podemos enfocarnos más en el ataque o en la defensa, o quizás abrumar a nuestros enemigos por el número de nuestras tropas. De igual manera la elección de este personaje inicial puede condicionarnos el tipo de mejoras o cartas que escogeremos a lo largo de la partida, ya que muchas de ellas combinan entre sí, y de hecho los combates al final solo se pueden ganar sí se escogen las tropas correctas y las sinergias generadas entre ellas y las habilidades escogidas son las más óptimas.
Disfrutando de la partida
La verdad es que la mecánica del juego podemos plantearla como sencilla, ya que como diferentes roguelike, se basa en ir escogiendo el camino a lo largo de un mapa, y teniendo encuentros como ocurría en Slay the Spire. Estos encuentros se dan de diferentes tipos, principalmente batallas unido a tiendas de mejora o encuentros aleatorios.
Como podemos imaginar las batallas son el núcleo central de este juego, y las mismas constan de dos grandes partes. En la primera parte tenemos que reclutar las tropas que deseemos, entre aquellas que hemos desbloqueado en nuestra partida, siempre y cuando no superemos él el valor del dinero disponible. La compra de estas tropas va unida a la colocación de las mismas en el campo de batalla, que también tiene cierta importancia en la batalla. Y de periodo en la parte inferior de la misma iremos colocando nuestras tropas, siempre teniendo en cuenta que en la parte superior veremos a las tropas enemigas, su composición y su colocación. Por tanto, desde el punto de vista estratégico, tenemos ventaja ya que podemos escoger el tipo de tropas que más nos convenga, además de colocarlas convenientemente.
La colocación es importante, ya que en el combate que se desarrolla de manera automática, las tropas van a avanzar hasta llegar a su rango de lucha. Por ejemplo los espadachines tendrán que llegar al cuerpo a cuerpo, mientras que los arqueros o ballesteros se situarán a mayor distancia.
Sin embargo, rápidamente se perciben las limitaciones del sistema. Las unidades parecen moverse y actuar de manera predecible, con pocas opciones para personalizar sus comportamientos o estrategias. La mecánica de «probar diferentes combinaciones» es interesante en pequeñas dosis, pero se vuelve repetitiva debido a la falta de progresión significativa o cambios en la fórmula.
En la campaña, las batallas no presentan variaciones dramáticas en términos de desafío. Aunque la idea de facciones como bárbaros, no-muertos y pieles verdes aporta un toque de diversidad, no logran compensar la falta de mecánicas innovadoras. La ausencia de habilidades especiales, efectos de terreno o una inteligencia artificial más sofisticada limita las posibilidades estratégicas.
¡Sólo un rato más!
El modo sandbox es una adición interesante, permitiendo experimentar con diferentes configuraciones y enfrentamientos personalizados. Sin embargo, esto podría no ser suficiente para mantener el interés a largo plazo sin objetivos o logros claros, pero el modo roguelike si que compensa esta situación, obligándote a comenzar una y otra vez hasta pasarte los diferentes niveles. En cuanto a la duración, el juego tiene una campaña relativamente corta.
OPINIÓN
Warlords Battle Simulator es un juego atractivo para los amantes de la estrategia táctica y la simulación de batallas. Aunque no exento de problemas como inteligencia artificial limitada o una interfaz poco intuitiva en algunos momentos, logra mantener el interés con su enfoque estratégico y su progresión.
Desde Somos Gaming queremos dar las gracias a GamePress por facilitarnos clave del juego
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