Análisis – BlazeRush
Pura diversión arcade sobre ruedas para todos los públicos
Jugamos a videojuegos, por lo general, para divertirnos. Es cierto que influyen otros factores como la competitividad inherente al ser humano y presente en el entretenimiento electrónico desde su nacimiento, ya sea enfrentándonos a la maquina o a otro jugador, las historias, algunas tan ingeniosas o profundas que se quedarán con nosotros para siempre junto a sus carismáticos personajes, o esos apartados técnicos que en algunos casos convierten videojuegos en auténticas obras de arte, todo un gozo para la vista y el oído.
Pero lo principal es la diversión. Nadie quiere jugar a un juego aburrido por más que los paisajes sean fastuosos o al protagonista se le vea cada poro de la piel en 4K, y con este título diversión es lo que no nos va a faltar. ¡Y ojo!, que eso no quiere decir que hayan dejado de lado otros apartados, pero se nota que iban buscando un videojuego donde pudiéramos pasarlo muy bien de forma desenfadada y asequible, y a fe que lo han conseguido.
BlazeRush es un juego de conducción arcade en circuito con vista isométrica, acción y supervivencia, y cuando digo acción quiero decir de ese tipo de acción que se lleva a cabo con ametralladoras de alto calibre o misiles teledirigidos, entre otras lindezas. Y de eso, más la posibilidad siempre presente de caer al vacío, ya sea por un fallo de cálculo propio o por uno certero y ajeno a modo de empujón, viene la parte de la supervivencia.
Todo este arsenal caerá aleatoriamente del cielo tendiendo a favorecer, como suele ser habitual, a los más rezagados, y el mismo modo podrás conseguir unos aceleradores que, bien usados, te pueden poner primero, y de lo contrario, sacarte del circuito.
Y a grandes rasgos esto es el juego, dirigir tu vehículo con cualquiera de las dos setas, disparar el arma de turno con el botón que elijas de los varios que se te ofrecen, y para los impulsores más de lo mismo, tan sencillo como eficaz. Al menos en principio, pues ambos power up hay que saber cómo y, sobre todo, cuando usarlos.
Y ahora, cuando menos lo esperabais, os cuelo la batallita de turno, que me viene al pelo. Hablamos de una época en la que para jugar online tenías que ir a un local, y donde la primigenia PlayStation costaba, haciendo la conversión pesetas-euros y teniendo en cuenta la inflación, un riñón y parte del otro, por no usar otra expresión más popular.
De nuestro grupito de “adorables” adolescentes ya había uno que curraba y que tuvo a bien gastarse una nómina en aquel portentoso aparato, por lo que el resto de amigos peregrinábamos a través de los amplios y polvorientos descampados del suburbio norte de Granada hasta su casa, en una compaña que aumentaba con cada toque de telefonillo. Total, que se la pillo junto con otro mando y el Virtua Figther, así que teníamos eso y una demo que incluía el Micromachines. Y adivinad a que terminábamos viciando más. ¡Exacto! Y es que por más deslumbrante que fuera el Virtua, que lo era, el juego de los cochecitos era divertidísimo para jugar en grupo, que es a lo que iba con toda esta perorata.
Salvando las distancias técnicas, pues han pasado casi tres décadas, el titulo que analizamos hoy me ha recordado mucho a ese espíritu de diversión sin complejos y de sencillo pique entre amigos que nunca pasará de moda, pero con un montón de añadidos jugables y unos gráficos y efectos de sonido de primer nivel, aparte de esa posibilidad de jugar hasta 4 en personas, con lo que eso implica en cuanto a piques y risas.
Abandonemos ya el tono sepia y volvamos a 2024 para seguir ahondando en un título que no debería faltar en ninguna colección, te gusten o no los juegos de carreras. Aunque es cierto que con lo que os he contado hasta ahora, nostalgia aparte, os pudiera parecer un título algo plano, pero es que aquí viene el punto extra de moderna profundidad jugable de esta propuesta. La variedad de modos de juego, vehículos y circuitos.
En cuanto a los modos de juego nos ofrece una buena variedad, empezando por un modo historia la mar de resultón y que ya de por sí puede proporcionarte un buen número de horas jugables offline bien sabrosas. Se trata de un sistema de copas que, según vayas acumulándolas, iras desbloqueando nuevos desafíos. Empezaras con los típicos de quedar tercero para una copa, segundo para dos y primero para 3, para ir pasando a retos más complejos como acumular ciertos puntos, acabar con un numero de rivales, hacer el mejor tiempo contra el crono u otros más subgéneros como partir al rival por la mitad con una motosierra al estilo “La matanza de Texas”
También podéis optar por lanzaros a la despiadada arena online, que como podéis imaginar es una escabechina continua y que recomiendo abordar con algo más de experiencia, pues os van a llover palos por todos lados, aunque que es una opción fantástica para sustituir en la distancia al mejor modo del juego.
Y como os podéis imaginar, el modo estrella es el de 4 jugadores presenciales, que pueden llegar a los 8 online, y que es en lo primero que pensé en cuando tracé mis primeras curvas en BlazeRush. Ya sea en una carrera al uso, o en los modos de “El rey de la pista”, donde acumulas puntos por ir el primero, o el de supervivencia, donde una maquina terrorífica os perseguirá destrozando coche tras coche hasta que quedes el último, que en este caso será el primero, ósea el ganador. Da igual, picarse con familia o amigos está más que asegurado.
Y con variedad de vehículos quiero decir un total de 16 cacharros, que pudieran no parecer muchos, pero que están muy bien diferenciados no solo en lo estético, como ocurre en ocasiones en los juegos de carreras arcade, que también, sí no que son de verdad diferentes en cuanto a su desempeño en la pista en base a sus tres cualidades; masa, aceleración y manejabilidad, algo que notaremos desde el primer toque de stick, y que se corresponde perfectamente con lo que vemos; coches pequeñitos muy rápidos y poco manejables, “Tanques” con poca aceleración pero mucha resistencia y fáciles de manejar y Aero-autos muy manejables y bastante veloces pero que no aguantan el menor choque, y entre esos tres baremos se moverán cada uno de los diseños, que además de variados son bastante curiosos y se mueven con una cinética muy acorde con su aspecto.
Más allá de nuestros gustos personales, cada estilo de auto irá mejor según el modo de juego o la pista, que también son numerosas, detalladas y coloridas, evitando, o al menos retrasando la reiteración, con ambientes y trazados muy diversos.
En definitiva, un juego genial para todas las edades y niveles en un subgénero que no tiene muchos representantes y que encuentra aquí a uno brillante, de un manejo simple y preciso al que cualquiera se puede sumar, pero en el que también puedes encontrar muchas horas de puro vicio arcade y una especialización en cuanto a vehículos a elegir y estrategias para ganar cada tipo de competición. Y créeme, nunca querrás perder, sobre todo con tus rivales presentes.
Gráficos: Coloridos y detallados, especialmente en los vehículos, y sobre todo en los efectos de explosiones choques y demás. ¡Toda una fiesta!
Jugabilidad: Tan sencilla como exacta, y justo lo que esperas de cada vehículo nada más verlo.
Historia/Modos: Un modo aventura muy entretenido y variedad de modos que lo llevan más allá del típico quedar el primero.
Sonido: Excelente, con una música cañera y que le va genial, aunque quizá merece la pena bajar un poquito solo por para apreciar toda la gama de sonidos que acompañan a la acción.
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