Análisis – Metal Max Xeno Reborn
¿Un Renacimiento o un Simple Parche?
Introducción
En el universo de los JRPG, la saga Metal Max ha mantenido una presencia constante, aunque a menudo discreta. La llegada de Metal Max Xeno Reborn, una versión revisada y reeditada del Metal Max Xeno original de PlayStation 4, se presentó bajo la promesa de un borrón y cuenta nueva. El término «Reborn» (Renacido) sugería una corrección de rumbo por parte de los desarrolladores, Kadokawa Games, tras una recepción inicial que evidenciaba fallos en el juego original. La distribución, a cargo de PQube, nos trajo este título a plataformas como PlayStation 5, Nintendo Switch y PC.
La expectación era alta, esperando un remake que solucionara los problemas de la entrega anterior. Sin embargo, la realidad de este relanzamiento, datado en 2022, ha generado un debate sobre si las modificaciones introducidas son suficientes para justificar este renacimiento. El juego nos sitúa en un futuro post-apocalíptico, en una desolada Dystokio, donde la humanidad ha sido casi aniquilada por una rebelión robótica. La premisa nos evoca títulos clásicos de rol con entornos vastos y hostiles. No obstante, las comparaciones con la inmensa saga Xeno deben descartarse, ya que este título no tiene relación con ella.
Estamos muy agradecidos a Keymailer por habernos cedido una clave para probar este juego en Nintendo Switch.
Pantalla de inicio
La primera toma de contacto con Metal Max Xeno Reborn nos sitúa directamente en su propuesta de JRPG de mundo abierto con matices de combate en tiempo activo. A pesar de su género, la presentación inicial y su estética general recuerdan a juegos de épocas pasadas. El menú de inicio es funcional y directo, sin demasiados adornos. No obstante, la primera impresión estética es un punto de fricción. La calidad gráfica, incluso jugada en una PlayStation 5, parece más adecuada para una consola portátil como PlayStation Vita o Nintendo Switch. Los modelos de personajes y las texturas recuerdan a plastilina, ofreciendo un aspecto visual que se siente notablemente desactualizado para los estándares de las consolas actuales. Esta estética anime típica, si bien cumple su función, contrasta con la ambición de ser un título de nueva generación.
El género se asienta claramente en el JRPG, pero las mecánicas introducen un enfoque distinto. La movilidad es central, permitiendo interactuar con los enemigos antes de que el combate se inicie formalmente. El sistema de batalla, ahora más cercano a las batallas en tiempo activo (ATB) que al tradicional combate por turnos, se desarrolla directamente en el mapa. Esta transición al combate sin pantallas de carga separadas busca ofrecer una sensación de mundo abierto más cohesionada. En esencia, la propuesta es un RPG de exploración en un páramo devastado, centrado en la personalización de vehículos como elemento diferenciador.
¡Comenzando a jugar!
La inmersión en Metal Max Xeno Reborn nos presenta a Talis, un personaje silencioso con una mano mecánica. Tras despertar, su camino lo lleva a la Iron Base, el último reducto de una diezmada humanidad. Este inicio es narrativamente escueto. El juego no se detiene en largas cinemáticas o complejas introducciones; en su lugar, nos lanza rápidamente a la acción. Los primeros pasos se centran en la exploración y la gestión básica, equipándose en la base para enfrentar a la amenaza robótica conocida como Catastropus.
El juego carece de un tutorial pulido, dejando al jugador a la deriva en la comprensión de muchas de sus mecánicas. Conceptos fundamentales como los efectos de estado o el funcionamiento detallado del combate no se explican con claridad. Esta falta de documentación, sumada a una traducción al inglés que se percibe como deficiente, obliga al jugador a recurrir a fuentes externas, como búsquedas en línea, para entender lo que sucede con su equipo. Este es un punto de entrada que, en lugar de enganchar, puede resultar frustrante. A pesar de la ambientación oscura, el juego tarda en generar una conexión emocional, ya que la narrativa se mantiene en un segundo plano, poniendo el foco casi exclusivamente en el grinding para obtener mejores armas.
Disfrutando de la partida
El núcleo de Metal Max Xeno Reborn reside en su combate y la personalización de vehículos. Es en estos aspectos donde el juego encuentra su mayor fortaleza y atractivo. La jugabilidad se desarrolla en un vasto desierto post-apocalíptico, donde los enemigos, masas de máquinas enloquecidas, patrullan libremente.
El sistema de combate, aunque no es por turnos puros, requiere una gestión estratégica de las acciones. Mientras el medidor de acción se llena, los personajes y sus vehículos pueden moverse por el campo de batalla. Aunque el impacto de esta movilidad no se explica detalladamente, se intuye una influencia en la distancia y los tipos de armas. Un aspecto destacado del combate es la incorporación de Pochi, un adorable Shiba Inu, la mascota histórica de la saga. Pochi se une al grupo, contribuyendo a la lucha con su propio árbol de habilidades, armadura y, sí, una ametralladora atada a su lomo. Su presencia, que permite ser acariciado en la base, añade una nota de humor y humanidad en el entorno desolado.
La personalización de los tanques es sin duda la mecánica más robusta y gratificante. Los jugadores pueden modificar el nombre, el color, el motor y las armas. Cada pieza de equipo tiene un peso y una durabilidad, creando un delicado balance estratégico. La potencia de fuego más pesada implica un mayor peso y una mayor vulnerabilidad. Este sistema permite una profundidad táctica considerable antes de cada enfrentamiento importante. En contraste, la personalización de los personajes humanos resulta menos inspiradora, con una excepción notable: el diseño de algunos atuendos femeninos que rozan lo hipersexualizado y resultan poco coherentes con la temática bélica del juego.
A nivel de diseño de niveles, a pesar de presentarse como un mundo abierto, la estructura del juego es sorprendentemente lineal. La narrativa principal es mínima; el objetivo es simplemente encontrar armamento más fuerte para poder enfrentarse al jefe final. Las misiones secundarias se sienten como simple relleno, sin aportar profundidad a la historia o a los personajes. De hecho, la historia es tan limitada que la mayoría de los detalles del mundo y la trama deben inferirse de conversaciones breves con los aliados. El único momento narrativo destacable son los finales «malos» de broma, que paradójicamente ofrecen más humor y encanto que la trama principal.
Otro aspecto problemático es la cantidad de errores técnicos o bugs. El jugador se encontrará con enemigos que no son derrotados al final del combate, lo que obliga a reiniciar la partida, o problemas de colisión, cayendo a través del suelo. Esto lleva a una cantidad excesiva de reinicios, haciendo que el juego se sienta roto en muchos momentos.
Sólo un rato más
La rejugabilidad de Metal Max Xeno Reborn se sustenta en unas pocas opciones adicionales, dada la linealidad de su estructura. Una vez completada la historia principal, que puede llevar alrededor de veinte horas, el juego ofrece un modo supervivencia y la posibilidad de enfrentarse a dificultades superiores. Sin embargo, la falta de una narrativa profunda y la vacuidad que permea la exploración de Dystokio hacen que la motivación para una segunda vuelta sea limitada para el jugador promedio.
El juego está diseñado con un único objetivo en mente, dejando una sensación de vacío argumental. El juego se siente más como un capítulo extendido o una demostración de lo que podría haber sido un RPG épico. La única variante significativa en la rejugabilidad es la experimentación con diferentes configuraciones de tanques y armamento. Para el fanático acérrimo de la saga Metal Max, esta experimentación podría ser suficiente para volver a jugar. Sin embargo, para un jugador que busca una historia absorbente o una gran variedad de escenarios, la oferta es escasa. Es necesario destacar que, para quienes estén interesados en la saga, se recomienda jugar al Metal Max Xeno original de PlayStation 4, ya que, aunque con gráficos similares, ofrece más contenido y elementos de la historia que fueron eliminados en esta versión «Reborn».
Opinión
Metal Max Xeno Reborn es un título que, lamentablemente, no cumple con la promesa implícita de su subtítulo. En lugar de un renacimiento que corrija los errores del pasado, se siente como una versión diluida y técnicamente deficiente del juego original. La eliminación de características, escenas y elementos de la historia presentes en el primer Metal Max Xeno es una decisión que resulta incomprensible.
A pesar de sus fallos, el juego posee un encanto innegable que reside en su sistema de combate vehicular y en la personalización de tanques. Los enfrentamientos son dinámicos y la variedad de enemigos, con diseños extravagantes, genera un caos visualmente atractivo. La adición de Pochi, el Shiba Inu, y la posibilidad de equiparlo con armas, es un detalle entrañable que añade un toque de ligereza al oscuro entorno. Estos elementos son el ancla que puede mantener al jugador enganchado.
Sin embargo, los problemas son demasiado significativos para ignorarlos. La calidad gráfica es notoriamente obsoleta para las consolas de generación actual, pareciendo diseñado para dispositivos portátiles. Los errores técnicos son frecuentes y disruptivos, llevando a un número inaceptable de reinicios. La historia es insípida y la linealidad del mundo abierto decepciona. La falta de claridad en las mecánicas y la pobre traducción agravan la experiencia. Si no se es un fan incondicional de la saga Metal Max, es difícil recomendar esta entrega. Existen JRPG de corte similar, como Valkyria Chronicles, que ofrecen una experiencia más pulida y satisfactoria. Este «Reborn» se queda a medio camino, demostrando que no basta con cambiar un nombre para transformar un juego con problemas en una obra maestra.
Puntos Fuertes:
- El combate vehicular es divertido y dinámico.
- La personalización de tanques es robusta y ofrece profundidad estratégica.
- La inclusión de Pochi, el perro, añade un toque carismático.
- Diseños de enemigos creativos y con un toque excéntrico.
Puntos Débiles:
- Gráficos muy anticuados y de baja calidad para consolas actuales.
- Numerosos errores técnicos y bugs que obligan a reiniciar la partida.
- La historia es escasa y poco atractiva, dejando una sensación de vacío.
- Ausencia de un tutorial claro y traducción deficiente.
- Diseño de personajes femeninos hipersexualizado e inconsistente con el contexto.
Valoración Numérica:
-GRÁFICOS: 2
-NIVELES/HISTORIA: 2
-SONIDO: 3
-JUGABILIDAD: 4
-ENTRETENIMIENTO: 3
VALORACIÓN Y RESEÑA: 6/10
Friki todoterreno: Juegos de mesa, Pokémon, estrategia y gestión, RPG y fantasía.
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