Análisis – We. The Revolution
La Tensión Moral del Tribunal
Introducción
París, principios de la década de 1790. La Revolución Francesa, un torbellino de ideales, sangre y traición, ha desmantelado el Antiguo Régimen, abriendo paso a una era de fervor político y terror. En medio de esta convulsión social, donde facciones rivales luchan por la supremacía, emerge We. The Revolution, una ambiciosa propuesta de Polyslash. Este título se aventura a sumergir al jugador en el corazón de la intriga revolucionaria, dándole el papel de un juez en el Tribunal Revolucionario.
El juego, lanzado en 2019, generó expectativas por su inusual enfoque en la estrategia política y la toma de decisiones morales, distanciándose de los juegos históricos centrados en el campo de batalla. Aunque toma ciertas licencias históricas, su valor radica en ofrecer una perspectiva cruda y sin barnices del período. El juego establece un desafiante escenario político y moral para aquellos interesados en la Revolución Francesa o en narrativas de intriga que trascienden lo militar. Se ha buscado crear algo nuevo y diferente dentro del panorama de los juegos históricos.
Estamos muy agradecidos a Keymailer por habernos cedido una clave para probar este juego.
Pantalla de inicio
La primera impresión de We. The Revolution es la de un título con una estética profundamente marcada y una seriedad temática. La pantalla de inicio es funcional y despojada, preparando al jugador para una experiencia centrada en la narrativa y las decisiones. El juego se presenta como una ficción interactiva elaborada con fuertes componentes de estrategia y gestión política y social. El jugador asume el rol de Alexis Fidèle, un juez ficticio del Tribunal Revolucionario. El género se define como una mezcla de novela visual, juego de estrategia por turnos y toma de decisiones morales, donde las mecánicas de juicio y persuasión son centrales.
La estética no es realista, optando por un estilo artístico distintivo que, sin embargo, no rehúye la representación simbólica de la violencia y el dramatismo. Se exhibe, por ejemplo, una sangrienta guillotina tras cada sentencia de muerte, reforzando el tono maduro del juego. La atmósfera inicial es de tensión e inmersión inmediata, sugiriendo la ambigüedad moral y el peligro constante de la época. La música acompaña esta sensación de intriga y gravedad. La primera interacción lleva directamente al núcleo de la experiencia: la lucha por la supervivencia política y moral en el París revolucionario.
¡Comenzando a jugar!
El comienzo de We. The Revolution sumerge al jugador en el Tribunal Revolucionario, con la primera tarea de juzgar un caso. El juego no se detiene en una creación de personaje o mundo detallada, pues el protagonista, Alexis Fidèle, ya está establecido. Los primeros pasos son cruciales para comprender la mecánica central del juicio, que combina la comprensión lectora de documentos con un minijuego de categorización. El sistema inicial puede resultar abrumador debido a la cantidad de información textual y la aparición constante de nuevas mecánicas.
El jugador debe leer los documentos del tribunal, incluyendo informes del fiscal y evidencias. Posteriormente, debe emparejar fragmentos clave de esos textos con categorías de información, como «Evidencia», «Acusación» o «Circunstancias Atenuantes». Este proceso, a modo de minijuego, es la clave para desbloquear las preguntas que se formularán al acusado. El éxito en esta fase es determinante, ya que las preguntas desbloqueadas, señaladas con iconos que sugieren condena, absolución o equilibrio, son las que permitirán guiar la opinión del jurado.
Además, el jugador debe completar un informe revolucionario con respuestas correctas sobre el caso. Este mecanismo actúa como un control de lectura, asegurando que el jugador preste la debida atención a los detalles del texto, un aspecto fundamental para el juego. Estos primeros juicios ya exponen la ambigüedad moral inherente a la figura de un juez en la Revolución. Las primeras sentencias deben equilibrar la legalidad, la moralidad y, sobre todo, la conveniencia política, marcando el tono del juego: la supervivencia depende de navegar las expectativas de las facciones.
Disfrutando de la partida
La experiencia central del juego reside en la complejidad de sus mecánicas entrelazadas y la profundidad de su narrativa política. El papel de juez de Fidèle va mucho más allá de dictar sentencias, ya que cada decisión impacta en un intrincado sistema de facciones y reputación. El Tribunal se convierte en el epicentro de la estrategia política. El jugador no solo actúa como juez, sino que asume indirectamente los roles de fiscal e inquisidor ante el acusado y el jurado.
La mecánica de juicio es el motor principal. Tras leer los documentos y superar el minijuego de categorización para obtener preguntas, el jugador interroga al acusado. El objetivo es persuadir al jurado a través de una línea de interrogatorio específica, utilizando preguntas que inclinen la balanza hacia la condena o la absolución. Aunque el jurado ofrece una recomendación, la sentencia final —absolución, prisión o ejecución— recae en el jugador. Desviarse de la recomendación del jurado es posible, pero puede tener graves consecuencias políticas si se hace con demasiada frecuencia.
La verdadera dificultad y el núcleo del juego radican en la gestión de las facciones políticas. Diversos grupos, inicialmente los revolucionarios y el pueblo llano, y más tarde la familia y los aristócratas, tienen un interés directo en el veredicto. Sus deseos a menudo son contradictorios: los revolucionarios suelen buscar penas moderadas, mientras que el pueblo llano exige castigos más severos. El dilema constante es si aplicar una justicia estricta, ceder a la moralidad personal o tomar una decisión pragmática que asegure la supervivencia política de Fidèle.
Los casos presentados son el vehículo de la historia no oficial de la Revolución, a menudo centrados en situaciones adultas y moralmente turbias como el abuso, el asesinato o la violación. Aunque los acusados son en su mayoría ficticios, la desesperación y el oportunismo político de sus casos resuenan con la realidad del Tribunal Revolucionario. El juego consigue que el jugador se sienta incómodo y atrapado entre la ley y la ambición.
A medida que avanza la trama, se introducen capas adicionales de jugabilidad. Una de ellas es la intriga política y la persuasión de rivales. Fidèle se encuentra en una jerarquía de figuras históricas como Danton, Marat y el omnipresente Robespierre. Para ascender o ganar aliados, se utiliza un minijuego de persuasión basado en la elección de enfoques dialécticos como la agresión, la humildad o la manipulación, en respuesta a preguntas clave. Este sistema simula la complejidad de las negociaciones políticas de la época.
Otro componente estratégico es la competición por el control de las secciones de París. Este es un minijuego de control de área donde Fidèle utiliza unidades (matones, diplomáticos, etc.) para ganar influencia sobre los distritos municipales. Aunque esta mecánica parece menos integrada con el rol de juez, añade una dimensión estratégica que refleja las luchas de poder en las calles de París.
Finalmente, la vida privada de Fidèle también es una mecánica de gestión. El juez es retratado como un hombre con problemas de bebida y juego, cuya carrera interfiere con su vida familiar. El jugador debe equilibrar las decisiones públicas con el tiempo dedicado a la familia, ya que las relaciones personales son otra facción cuyo apoyo o desaprobación afectan la narrativa. La historia de Fidèle es, en esencia, la del camino hacia el poder y la eventual purga, ineludible en el contexto del Terror.
Sólo un rato más
We. The Revolution ofrece un alto grado de rejugabilidad gracias a la complejidad de sus sistemas y la naturaleza ramificada de sus decisiones. Aunque la estructura narrativa sigue la cronología de la Revolución, las múltiples facciones, la ambigüedad de los juicios y las diferentes estrategias de persuasión y control de secciones aseguran que cada partida pueda resultar en un desenlace político distinto. La posibilidad de ser removido del cargo o asesinado en cualquier momento por alienar a una facción añade un elemento de riesgo permanente.
El juego no cuenta con una función de multijugador explícita, enfocándose exclusivamente en la experiencia narrativa y estratégica en solitario. Sin embargo, la longevidad del título se ve reforzada por la aparición constante de nuevas mecánicas a lo largo de los actos, como el minijuego militar táctico que se introduce al final del primer acto, manteniendo al jugador constantemente desafiado. Con un primer acto que puede consumir hasta veinticinco horas, la duración total del juego es considerable, aunque es una experiencia lineal en su cronología histórica, pero variable en su ejecución política y moral. La necesidad de experimentar con diferentes enfoques y ver el impacto de las decisiones en la red de intrigas invita a repetidas inmersiones.
Opinión
We. The Revolution es un esfuerzo artístico impresionante que logra crear una experiencia de juego histórica novedosa y provocadora. Al centrar la jugabilidad en el Tribunal Revolucionario, el juego convierte la toma de decisiones morales y la estrategia política en sus pilares fundamentales. La premisa de interpretar a un juez corruptible y ambicioso en el Terror es muy bien ejecutada, a pesar de las licencias históricas tomadas en la cronología y la figura de Fidèle.
El juego es un texto interactivo profundo que obliga al jugador a leer, analizar y debatir internamente las implicaciones de sus sentencias. Los juicios, con su minijuego de categorización y el peso de las facciones, son el mecanismo más exitoso, inyectando tensión constante entre la justicia legal, la moral personal y el pragmatismo político. La sensación de que la supervivencia es la única victoria verdadera, a menudo a costa de la conciencia, es palpable y elocuente sobre la naturaleza del Terror.
No obstante, el juego no está exento de defectos. La superposición de tantas mecánicas —juicios, persuasión, gestión de secciones y vida familiar— puede resultar abrumadora e incluso, en ocasiones, insuficientemente pulida. El minijuego de control de secciones, por ejemplo, se siente desarticulado con el rol principal del juez. Además, aunque la actuación de voz no es perfecta, no disminuye significativamente la inmersión de la narrativa, que es el verdadero fuerte del juego. En resumen, We. The Revolution es una opción excelente y reflexiva para los amantes de las narrativas históricas densas y la estrategia política. Es un juego que requiere paciencia y disposición para enfrentar dilemas incómodos, pero que ofrece una recompensa narrativa muy satisfactoria. Es un título que invita al debate y al análisis crítico de uno de los períodos más dramáticos de la historia.
Aspectos Positivos | Aspectos Negativos |
Narrativa Profunda y Madura con dilemas morales incómodos. | Curva de Aprendizaje Abrupta por la cantidad de mecánicas. |
Mecánica de Juicio Innovadora que requiere análisis de texto. | Minijuegos Secundarios (Secciones) menos desarrollados y conectados. |
Sistema de Facciones y Reputación que crea una tensión política constante. | Inexactitudes Históricas en la cronología y el rol del protagonista. |
Estilo Artístico Distintivo y atmósfera de intriga muy lograda. | El ritmo puede verse afectado por la densidad del texto. |
Alta Rejugabilidad debido a las decisiones ramificadas. |
Valoración Numérica:
-GRÁFICOS: 4
-NIVELES/HISTORIA: 5
-SONIDO: 3
-JUGABILIDAD: 4
-ENTRETENIMIENTO: 4
VALORACIÓN Y RESEÑA: 8/10
Friki todoterreno: Juegos de mesa, Pokémon, estrategia y gestión, RPG y fantasía.
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