No había visto esta peli hasta hace unos días. La tenía en la lista de Netflix, pero ya sabéis lo que pasa con estas cosas, lo vas dejando, los vas dejando y… Pero me decidí, y la verdad es que me he encontrado con una obra muy especial e impactante, cosa que no me pasa tan a menudo como antes con el cine, una sátira sobre el mundo moderno cargada de humor negro y desesperanza; las redes sociales, lo despiadado de la política o el periodismo, el capitalismo por encima de todo o la polarización de la sociedad.
No hay que irse muy lejos, la pandemia, el asalto a la casa blanca, o el cambio climático son ejemplos claros de la desinformación, los intereses de los poderosos y o los extremismos de una sociedad que quiere creer, pero ya no sabe en que o en quien, y en muchos casos se agarra a un clavo ardiendo, lo que hace que muchas personas no quieran mirar lo que tienen delante, o en este caso arriba. Por no hablar del terraplanismo o los reptilianos, por poner un par de ejemplos de casos extremos de este fenómeno.
El terraplanismo está viviendo un boom en estos años que ni en la edad media. Claro que entonces no tenían más redes que las de pesca
La sinopsis es sencilla; dos científicos, protagonizados por unos magníficos Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, descubren horrorizados que en poco más de 6 meses se producirá un acontecimiento capaz de acabar con la raza humana. Pero aún hay tiempo para hacer algo, así que se dirigen rápidamente a informar a las autoridades. Se reúnen con la presidenta de los EEUU, una Meryl Streep que está genial interpretando a esta especie de histriónico trasunto de Trump, valga la redundancia. Pero pronto se dan cuenta de que lo único que preocupa a la presidenta son las cercanas elecciones, y como sacar redito político de la terrible información que le están dando, así que prueban con los medios de comunicación.
Nuestros protagonistas sufren, cada uno a su manera, el torbellino de locura en el que se ven envueltos
La experiencia con los medios es descorazonadora desde el primer momento, cuando atisbamos la tramoya del asunto, y más cuando estos toman la noticia como algo superficial, poco más que una curiosa teoría, casi una anécdota con la que bromear, en lugar de reaccionar con el lógico horror. Aquí destaca sobremanera el complejo papel de una cínica e inmoral periodista que está de vuelta de todo, interpretada fantásticamente por Cate Blanchett. Es ahora cuando comienza la verdadera pesadilla de nuestro dúo protagonista.
Esta pareja superficial y deshumanizada es el puro reflejo del estado de muchos medios de comunicación
Conforme avanza la película sentimos en nuestras carnes la impotencia y frustración de estos dos científicos, que exponen una realidad clara, una verdad científica incuestionable y dramática, ante la que parece que nadie le da la importancia que tiene, poniendo por delante los propios intereses y el dinero a las personas, nada nuevo bajo el sol. Cada uno de ellos lo afronta de una manera muy diferente, ante la desesperación de ver que el mundo parece no querer saber la verdad, y que ni siquiera la supuesta libertad de las redes sociales ayuda, si no que solo contribuye a desinformar aún más y separar a la sociedad en dos bandos, los que prefieren seguir consignas, alentados por dirigentes ambiciosos e irresponsables, en vez de mirar arriba y comprobar con sus propios ojos la que se les viene encima, y los que observan aterrados la verdad.
El poder jodiendo al pueblo, un clásico desde que el mundo es mundo
La desgarradora caricatura que nos ofrece esta película nos pone frente a un espejo como sociedad, y el desagradable reflejo nos llevará a hacernos preguntas como hacia donde vamos, o que es la verdad. No se vosotros, pero en los últimos años yo me he comido más de una fake news, y a raíz de eso también me ha pasado al revés, he dudado de alguna información real. ¿Os acordáis de aquel concepto tan de moda hace apenas unos años, la posverdad, que no es más que una forma eufemística de llamar a la mentira? Pues eso.
La historia principal se va desarrollando entre algunas tramas secundarias más o menos interesantes, pero que a mí me gustaron, y que sirven para conocer mejor a los personajes protagonistas. Y también para dar su lugar a un amplio elenco de secundarios de postín (El reparto es la repera) destacando, aparte de a la presidenta y la periodista, los papeles de un veterano y arquetípico militar norteamericano interpretado por Ron Perman y un grimoso científico, mezcla de Steve Jobs, Elon Musk y Mark Zuckerberg, al que te pasaras detestando toda la peli, pero que al final nos regalará un par de momentos maliciosamente satisfactorios.
Detesto la violencia, pero que guantazo tiene este tipejo
La historia se mueve entre la sonrisa, la indignación y la desesperanza, siendo esta obra difícil de clasificar, y yo diría que tiene un tono único. Las 2 horas y pico que dura se pasan volando, y te dejan pensativo por bastante tiempo ante un mundo que, a pesar de la hipérbole, reconocemos como el nuestro. No voy a entrar en más profundidades éticas o filosóficas, eso ya cada uno en su casa, en parte porque yo doy para lo que doy, pero también porque creo que la película no trata tanto de dar moralejas o de aleccionar, como de hacernos reflexionar y replantearnos algunas cosas, y eso siempre está bien.
Dicen que no hay más ciego que el que no quiere ver, o en este caso que el no quiere mirar arriba.
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