Si hace poco hablábamos de Pac–Man como el primer icono de la historia de los videojuegos, hoy vamos a hacerlo de otro que, junto con mi querido Sonic, forman el triunvirato de reyes del mundo de los videojuegos. Y este no es otro, como ya habréis adivinado por el título, que Mario.
“Super Mario Bros” llego a nuestras casas en 1985, pero la historia del bigotudo fontanero ya venía de antes, y es que, en 1981, bajo el nombre de Jumpman y de profesión carpintero, fue el encargado de rescatar a su novia de manos de un gorila furioso en el también icónico “Donkey Kong” de Shigueru Miyamoto. Dos años más tarde el autor cambiaría de nombre y profesión al personaje y le daría un hermano, Luigi, en el arcade “Mario Bros“, en donde dos fontaneros italo-americanos deben limpiar las tuberías de Newyork de molestas criaturas, recogiendo ítems y monedas por el camino. Como veis, ahí ya estaba casi todo lo que sería “Super Mario Bros”, solo faltaba la tecnología para llevarlo hasta el salón de nuestras casas.
En 1983 la industria occidental de las videoconsolas estaba en una profunda crisis debido a la proliferación de juegos de infame calidad, cuyo epitome es el nefasto “E.T.”, del que ya hablamos en otro artículo, y a eso se sumaba de la falta de potencia de las videoconsolas del momento frente al arcade y las cada vez más potentes computadoras. Pero en estas llego la NES, y en ella tuvo lugar, ahora si, en 1985, la aparición de “Super Mario Bros“, que llego para salvar a la industria doméstica y de paso cambiar el paradigma de los videojuegos, nada menos.
Si queréis saber más sobre el videojuego que casi acaba con los videojuegos, tenéis un artículo sobre eso en este mismo apartado.
Ante la desconfianza de los usuarios por la experiencia con juegos difíciles de manejar y llenos de bugs, Miyamoto opto por la sencillez; Correr y saltar, solo dos acciones para crear un juego que se aprendía a jugar en minutos y te proporcionaba horas de diversión, instaurando uno de los géneros fundamentales, los plataformas ¿Quién no ha jugado a un plataformas?
Ya existían algunos intentos anteriores, como el propio “Donkey Kong“, pero fue Mario quien fijaría las bases definitivas del género. Además, fue uno de los primeros juegos que te contaban una historia, lo cual te metía más en el juego, por sencillo y maniqueo que nos pueda parecer ahora el rescatar a una princesa de un malvado enemigo en un mundo de fantasía.
El clásico y añejo final de muchos videojuegos de la época
Además, el juego era agradable a la vista y al oído, y con todo esto, “Super Mario Bros” fue un exitazo tremendo que vendió NES a espuertas en occidente, lo que ayudo en gran medida a que resurgiera en ese mercado el defenestrado mundo del videojuego doméstico, al tiempo que Nintendo entraba por la puerta grande en EEUU, desbancando a maquinas menos potentes.
Desde entonces hasta hoy, Mario a seguido triunfando sin parar, ha aprendido a bailar, a competir en Karts, jugar al tenis, al golf o luchar en la arena, entre otras muchas cosas, sabiendo dar el paso de las 2d a las 3d de forma brillante con el histórico “Super Mario 64” y protagonizando en estos años series y películas, teniendo la última, de 2023, una gran acogida.
“Mario Karts” es uno de los juegos derivados de la saga más divertidos, un clásico por sí mismo y uno de los pilares de Nintendo en diferentes plataformas
Y es que Mario es mucho más que un personaje de videojuego, es un icono difícil de igualar, y también una reliquia de tiempos pasados, pues las compañías, desde el regulero intento de Sony con “Crash Bandicoot“, ya no buscan un mascaron de proa para su marca a modo de mascota, sino más bien en forma de sagas como “Tomb Raider” o “Halo”, por poner dos ejemplos, mientras que Mario es para Nintendo lo que Mickey Mouse para Disney, una imagen de marca reconocible en todo el mundo y un personaje con un lugar de privilegio en la cultura popular.
Gracias Mario y Luigi por ir al rescate de las videoconsolas, como si de ochenteras princesas en peligro se tratasen, y revolucionar de paso el mundo de los videojuegos para siempre. ¡Nunca dejéis de saltar!
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