Análisis – Contra: Operation Galuga
Un reborn lleno de luces y sombras
Supongo que para muchos, sobre todo los más veteranos, Contra, Konami 1987, es un mito del arcade que se jugó de forma masiva en su versión para NES del año siguiente, y también en multitud de micrordenadores de la época con porteos más o menos acertados, pero que le hicieron tener un lugar privilegiado en el género de dispara y corre, en el que tan buenos representantes hemos tenido, y en el que destacaban lo frenético de sus dinámicas y su gran dificultad, junto a una ambientación típica de las historias de acción bélica ochenteras que triunfaban entonces en las salas.
Por eso es que este Contra Operation Galuga era esperado con muchas ganas, sobre todo por esos que hemos jugado a sus antecesores y gustamos de un género que no se da tanto hoy en día, con la ilusión de revivir la experiencia. La pena es que solo lo consigue a media. Para mí, gran fan del juego retro del que a día de hoy, sobre todo de la industria indie, hay títulos muy destacados, este Contra Galuga no ha cumplido del todo lo que esperaba.
Aún así no es que sea un mal juego, pero da la impresión de que se le podía haber sacado más partido a semejante saga, y que tampoco termina trasladándote demasiado a esos momentos de nostalgia tan disfrutables cuando está todo en su sitio.
Contra Operation Galuga es una re-imaginación del original en el que podremos manejar a uno o dos de los personajes de aquel contra, junto a alguno más, cada cual con sus características y habilidades especiales, por lo que el juego cambia según a quien decides llevar, y esto es uno de los puntos fuertes del título que analizamos hoy, pues sus entre dos y tres horas de juego, seguramente menos para los más habilidoso que yo, lo cual no es difícil, se añade una buena retro-jugabilidad que alarga su vida, y esto unido a los diferentes modos de juego de los que ahora vamos a hablar le da una profundidad que le viene muy bien.
Puedes jugar el modo historia, donde tras superar cada nivel veremos unas imágenes de diálogo en las que se nos van poniendo al tanto de la situación y que, aunque es una historia un tanto genérica, lo cual es comprensible en un juego de acción como este, nos dan un contexto que, oye, pues no está mal, se agradece. Y aún más el hecho de que se produzca entre niveles, pues así no corta la acción que es fundamental en un juego de este tipo.
Pero si vas a rejugarlo o no quieres saber nada que no sea pegar tiros también tienes el modo arcade, y gusta que te den la opción de dedicarte a correr y disparar, que es de lo que se trataba en un inicio todo esto.
Y algo que también valoro como positivo es poder elegir entre jugar a la antigua usanza de Contra, una bala es igual a muerto, o hacerlo con una barra de vida. Las opciones siempre suman, y tampoco hemos venido aquí a sufrir, así que cada cual elija, eso está bien.
En cuanto a sus mecánicas, me ha gustado sobre todo la parte de poder ir desbloqueando mejoras para armas y personajes, lo cual va cambiando el sentido de tu acción, y esto es un punto a favor que aporta más profundidad a la jugabilidad.
Y hablando de jugabilidad, sí esta es la parte positiva, un surtido de posibilidades nada desdeñable, la negativa es que el manejo de los personajes no termina de sentirse bien del todo, algo lentos e inexactos para un juego en el que tienes que esquivar balas a tutiplén.
Todo lo añadido está bien, pero, en lo principal, disparar y correr como sí no hubiera un mañana, me costó un poco más disfrutar del juego. Y, aunque a cualquier control puedes terminar por cogerle el tranquillo, esto es algo que no te hace la experiencia más agradable.
En la parte técnica también luces y sombras. Los gráficos me gustan en cuanto al diseño de personajes, pero en el apartado de los efectos y en algunos casos de los escenarios no tanto. Y lo de los tipos que se esconden, no sé sí seré yo, pero no he terminado de pillarlo. La música está bien, aunque a mí no me a llegado esa épica tan propia para las balaceras que se lían en estos juegos, pero no desentona tampoco. Y los efectos sonoros un poco más de lo mismo.
En conclusión: Lo que pudo ser y termino siendo otra cosa. Un reinicio de la saga que, siendo divertido y dejándose jugar, con ocho niveles y sus correspondientes jefes, y una variedad jugable muy a tener en cuenta, no está a la altura de su leyenda. Le faltan cositas, en lo jugable, en los efectos visuales, y en unos escenarios y músicas que podían haber sido más espectaculares y épicas. También decir que no es muy largo, no le vendrían mal algunos niveles más.
Por otra parte, la variedad de modos y personajes, o volver a pasártelo en modo speed run, alargan su vida jugable. Las expectativas, inevitables con un titulazo como Contra, son buenas cuando se cumplen, estupendas cuando se superan, pero cuando no, son un problema. Lo que personalmente, y partiendo de unas expectativas altas, me dejo más frío fue la jugabilidad, que me afectó a la diversión, por lo demás es un juego que se puede disfrutar, pero donde, como aficionado a lo retro y a los reborn, no he terminado de tomarle ese gustillo añejo a pesar de sus buenas intenciones y su diversa jugabilidad.
Gráficos: Buen diseño de personajes, aunque no tanto en algunos efectos, los escenarios en general algo pobres y poco naturales en su evolución, con alguna excepción que otra, sobre todo hacía el final.
Historia: Está bien para darle un soporte a la acción, y a mí no me ha desentonado. Que no corte el juego también es un punto a favor, y también alguna referencia y chascarrillo que me hicieron esbozar una sonrisa. Aunque es evidente que no es el apartado de más peso en un juego como este, hay que destacar que no está mal.
Sonido: En cuanto a efectos, bueno, solvente sin más. La música acompaña bien, pero le falta epicidad, algo que te ponga más las pilas en esos momentos de acción trepidante.
Jugabilidad: Todo lo de las diferentes formas de afrontar el reto de con distintos personajes, lo de ir mejorando el arma, o la variedad en las opciones de dificultad me gusta, pena que se empañe por un control que me pareció algo tosco, o al menos a mí me costó hacerme a él.
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