Análisis – Longvinter
Versión Survival del Animal Crossing
Como podéis ver, el subtítulo de este juego mezcla el Animal Crossing (en tanto a estilo y toda la cuestión de recolección, pesca…) con un survival con disparos, peligrosos enemigos ya sean NPC o incluso otras personas… ¡Ya que es multijugador! Vayamos por partes. En primer lugar, agradecer a Uuvana Studios por cedernos una clave a través de GamePress, para su versión 1.0.
Y es que tras tres años de desarrollo en acceso anticipado, Longvinter* finalmente ha alcanzado su versión 1.0, marcando el inicio de una nueva etapa para este peculiar título de supervivencia. Desarrollado por Uuvana Studios, este juego es una mezcla entre la estética acogedora de Animal Crossing y la jugabilidad de supervivencia con PVP (tipo Rust). Hay que decir que la combinación de estos elementos crea una experiencia muy particular, donde la vida pacífica en una isla se puede combinar con una experiencia de batalla en cualquier momento.
Este título fue lanzado en acceso anticipado en 2022 y desde su anuncio, el juego ha generado interés entre los amantes de los juegos de simulación y los títulos de supervivencia, aunque también ha despertado ciertas críticas debido a las fechas de la salida (llegó a Steam el 21 de febrero de 2025) y a algunas mecánicas cuestionables. Eso si, tienen una comunidad activa para PC, sobre todo fuera de Europa y EEUU (tienen una gran cantidad de jugadores coreanos), y llegará a PlayStation en 2026.
Tenemos por tanto un survival multiplayer indie desarrollado por un pequeño estudio nórdico y con un precio barato, para los que buscan una combinación diferente para quienes buscan algo más que diseños de islas idílicas pero tampoco quieren un mata-mata.
Pantalla de inicio
Desde el primer momento en que arranca Longvinter, vemos el menú, que es sencillo e intuitivo, permitiendo acceder rápidamente a opciones como configuraciones o comenzar partida, teniendo entonces servidores a los que unirse y personalización del personaje. De todos modos, la personalización es algo limitada, lo que puede llevar a que muchos jugadores se vean similares dentro del juego.
No obstante, la jugabilidad rápidamente revela que el título es mucho más despiadado de lo que su aspecto sugiere. Y es que hay servidores PVP, con varios tiempos de reinicio (mensual, medio año…) o PVE, pero ambos son mucho más tensos de lo que se podría pensar. Y es que podríamos decir que el juego se encuadra en el género de survival-MMO con elementos de crafting, exploración y combate, vamos, un videojuego de acción, aventura y algo de simulación de vida en un sandbox multijugador… Así que aunque su aspecto pueda parecer relajante, cuando te des cuenta de la presencia de elementos como armas y torretas te deja claro que este no es solo un juego de granjas y decoración.
¡Empezando a jugar!
El inicio del juego es bastante directo: apareces en una isla y debes establecerte colocando una tienda de campaña y un fuego. No hay una historia guiada ni misiones predefinidas, lo que significa que eres libre de explorar, recolectar recursos y decidir tu propio camino. Un verdadero sandbox. La curva de aprendizaje es empinada para los nuevos jugadores, ya que el juego no ofrece un tutorial detallado. Y tengo que decir que lo tuve que “comenzar” tres veces hasta cogerle el truco.
Los primeros minutos son un tutorial orgánico pero no demasiado detallado: recolectar flores, pescar y vender recursos para comprar herramientas básicas. La curva de aprendizaje es dura, y el juego no explica detalladamente mecánicas clave, como la energía del personaje o cómo evitar que los NPCs roben tus objetos.
A pesar de la dificultad, la mecánica de recolección y crafteo es intuitiva, y en poco tiempo estarás pescando, cultivando y construyendo tu base. Eso sí, si estás en un servidor PVP desde el inicio esto significa que siempre debes estar alerta, ya que otros jugadores pueden atacarte y robar tus recursos. Por cierto, la mecánica de pesca es extremadamente simple y monótona, algo que podría mejorarse con minijuegos o una interacción más satisfactoria.
Para ser sincero: El primer día fue un caos: pescar, recolectar madera para una fogata y construir una tienda. Y eso tiene enganche.
Disfrutando de la partida
Una vez que superas los primeros pasos (y la verdad es que podrías no superarlos por esa curva), Longvinter se vuelve una experiencia adictiva. Es cierto que puedes especializarte en la agricultura, la pesca, la exploración o bien dedicarte al combate, lo que ofrece un abanico de posibilidades para distintos estilos de juego. Con la versión 1.0, se han añadido nuevos puntos de interés, como plataformas petrolíferas, donde puedes conseguir recursos valiosos pero con el riesgo de enfrentarte a mercenarios y otros jugadores. Además, ahora puedes domesticar y montar criaturas, lo que añade una mayor riqueza en los campos de exploración y capacidades de movimiento.
Las mecánicas principales giran en torno a la exploración, la recolección y la construcción. El juego permite establecer bases en el mundo abierto, decorarlas con muebles y mejorar su estructura, de manera similar a Animal Crossing. El ciclo de juego es clásico: pescar, recolectar, vender y mejorar tu campamento. La pesca, similar nuevamente a Animal Crossing, requiere timing preciso, y los peces varían en rareza (comunes, épicos, legendarios). El crafting permite construir fogatas, hachas o incluso defensas contra intrusos.
Sin embargo, la verdadera esencia es la tensión constante: en servidores públicos, cualquier jugador (o NPC hostil) puede atacarte para saquear tus recursos. Son elementos como de Rust: fuera de las zonas seguras, el PvP es una amenaza constante, y cualquier jugador puede atacarte y robar tus recursos. Esto añade emoción, pero también caos: perder horas de progreso por un encuentro inesperado puede ser desalentador.
El mapa es relativamente pequeño, lo que genera problemas de espacio cuando los servidores están llenos. Hay bastantes zonas de interés (y se añaden varias) pero cuanto más se juegue parece que se nota la repetitividad, y la exploración pierde algo de su encanto tras varias horas de juego. Las mecánicas de farmeo tampoco son especialmente atractivas, ya que cortar árboles o pescar se sienten como tareas repetitivas. No obstante, si juegas con amigos, la experiencia puede ser mucho más entretenida y las interacciones con otros jugadores añaden un elemento de imprevisibilidad interesante.
El combate es simple pero efectivo: puedes usar una variedad de armas, desde rifles de francotirador hasta explosivos como C4 y dinamita. Mi primera impresión es que esto crea un contraste extraño con la estética del juego, dándole un giro único. Si bien la experiencia de juego puede ser relajante, en cualquier momento puede convertirse en un enfrentamiento caótico, lo que mantiene la tensión constante.
La exploración de islas, cada una con recursos únicos, incentiva la aventura, aunque la falta de un sistema de viaje rápido la hace tediosa. La historia es casi inexistente, centrándose en la libertad del jugador. Los NPCs son meros vendedores o enemigos genéricos, sin profundidad narrativa.
¡Sólo un rato más!
El “Sólo un rato más” aquí es en realidad el “único rato”. Y es que el multijugador es la esencia de Longvinter, pero también es su talón de Aquiles. Y es que con servidores PVP, con reinicios, a veces la competencia es brutal, y servidores públicos son un campo de batalla impredecible.
La rejugabilidad es alta gracias a la libertad de acción, la posibilidad de especializarse en distintas actividades y las actualizaciones futuras que prometen mejorar el sistema de granjas y la gestión de comunidades. Sin embargo, la longitud del contenido es limitada: una vez construido el campamento y exploradas las islas, el objetivo se difumina.
La rejugabilidad reside en probar diferentes estrategias: ¿ser un pacífico granjero o un saqueador despiadado? Al final es un juego que depende en gran medida de la comunidad y de la frecuencia con la que los servidores «wipean» (resetean el progreso). Si los desarrolladores continúan expandiendo el contenido, podría convertirse en una opción más sólida para quienes buscan una experiencia de supervivencia light con elementos sociales.
OPINIÓN:
Longvinter es un juego que mezcla lo adorable con lo despiadado, ofreciendo una experiencia de supervivencia diferente a lo habitual. Si bien puede ser frustrante para quienes buscan una experiencia más relajada, es ideal para aquellos que disfrutan de la estrategia, la interacción con otros jugadores y la competitividad.
Es un experimento interesante que presenta ideas atractivas. No obstante, la falta de un endgame claro o de objetivos a largo plazo puede hacer que muchos jugadores pierdan interés tras unas cuantas horas, además del caos y complejidad inicial. Por ahora, es un juego divertido para probar con amigos, pero no una experiencia imprescindible.
Tengo que decir que mi sensación es ambivalente, bien y a la vez mal. Por un lado, fusiona con audacia la calma de los simuladores de vida con la adrenalina del survival. Por otro, esos pequeños errores técnicos irregulares y la falta de pulido en servidores lastran su potencial.
GRÁFICOS: Longvinter toma una estética muy similar a la de Animal Crossing, con colores vibrantes y personajes de diseño sencillo pero atractivo, del tipo que podríamos llamar Cartoon.
NIVELES: El diseño de la dificultad en un MMO es complicado, ya que los NPC pueden ser muy “brutos” desde el inicio. La curva de dificultad es alta, y el comienzo se puede hacer repetitivo.
SONIDO: La música tranquila y los sonidos de olas te relajan, pero luego tienen la combinación de efectos y sonidos de acción que lo hacen enfrentarse a esta dualidad.
JUGABILIDAD: La verdad es que, tras una pequeña confusión inicial, los controles son bastante intuitivos, la jugabilidad (menos cuando los servidores están saturados) es bastante fluida y el juego se disfruta.
ENTRETENIMIENTO: Es ideal para jugadores que disfruten la improvisación y el riesgo, pero no recomendable para quienes busquen una experiencia puramente relajante.
Desde Somos Gaming queremos dar las gracias a GamePress por facilitarnos clave del juego
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